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Entrevista con director general de la Anafam

Miguel Ángel Pallares Gómez

La industria farmacéutica mexicana está preocupada ante una latente crisis económica mundial, la cual afectaría al sector en su conjunto y sobre todo al cien por ciento de las empresas que cuentan con licitaciones para abastecer de medicamentos a dependencias de gobierno.
Las consecuencias de la posible debacle económica serían despidos masivos, reducción de gastos y préstamos millonarios para compensar pérdidas en las empresas. Y es que 95 por ciento de las sustancias activas que ocupan los medicamentos mexicanos son importadas, por lo que las variaciones en el tipo de cambio son determinantes para las farmacéuticas.


Lo anterior fue anticipado por Dagoberto Cortés Cervantes, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (Anafam), quien agregó que algunas compañías han tomando previsiones ante los riesgos del próximo año. “Tenemos una fuerte dependencia de las sales con las que fabricamos los medicamentos, en la medida que haya una depreciación de nuestra moneda y un fortalecimiento del dólar o del euro, evidentemente eso golpeará la estructura de costos. Tener costos elevados impactaría la cadena tanto de fabricación como de comercialización”, indicó.

Anafam produce 54 por ciento de los medicamentos para instituciones del sector salud y 9.2 por ciento para el sector privado, asimismo manufactura 25 por ciento de los medicamentos que consume la población mexicana.

Al respecto, el representante reveló que una de las principales preocupaciones en el sector es sobre el cumplimiento de los contratos con las dependencias gubernamentales. Aseguró que las dependidas no tienen autorizados ajustes en los precios, por lo que la volatilidad provocaría una severa crisis en los estados financieros de las empresas y en sus márgenes de rentabilidad.

“La industria nacional abastece el 85 por ciento de los medicamentos que compran las instituciones de gobierno como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la Secretaría de Seguridad Pública (Ssa) y el Seguro Popular”, añadió.

“Hace un par de años cuando nuestro peso se fue de 10 pesos a 13 tuvimos daños muy graves en las empresas, algunas inclusive decidieron no continuar con el abasto a las instituciones de salud”, puntualizó. 

Sobre las estrategias que han adoptado las compañías del ramo, Cortés Cervantes señaló que han sido la compra anticipada de materia prima, “en cantidades que cubran sus necesidades de producción”; la adquisición de Forward –seguros en el tipo de cambio– y la compra de insumos para dispositivos médicos.

“La mayoría de los equipos que se usan para control de medicamentos es de procedencia extranjera y todos los insumos que utilizan son importados”, aclaró. Discriminados En otro orden de ideas, el directivo consideró como discriminatorio la medida propuesta por la Secretaría de Salud para reconocer registros sanitarios de la Food and Drug Administration y la Canadian Healt –agencias sanitarias de Estados Unidos y Canada, respectivamente–.

Explicó que “las empresas nacionales tendrían que seguir esperando el trámite normal de registro, que va de uno a tres años, mientras que las empresas que vinieran de Estados Unidos y Canadá lo obtendrían en 45 días”.

“La industria farmacéutica nacional no debería ser discriminada en nuestro propio país, somos los que aquí generamos empleos, pagamos impuestos, colaboramos con todos los programas sociales y de salud del gobierno federal”, aseveró.

Según datos de la asociación, la industria farmacéutica en su conjunto genera más de 45 mil empleos, directos e indirectos, además de representar cerca del 1.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y 3 por ciento de PIB manufacturero.
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domingo, 20 de noviembre de 2011

Entrevista con director general de la Anafam

Miguel Ángel Pallares Gómez

La industria farmacéutica mexicana está preocupada ante una latente crisis económica mundial, la cual afectaría al sector en su conjunto y sobre todo al cien por ciento de las empresas que cuentan con licitaciones para abastecer de medicamentos a dependencias de gobierno.
Las consecuencias de la posible debacle económica serían despidos masivos, reducción de gastos y préstamos millonarios para compensar pérdidas en las empresas. Y es que 95 por ciento de las sustancias activas que ocupan los medicamentos mexicanos son importadas, por lo que las variaciones en el tipo de cambio son determinantes para las farmacéuticas.


Lo anterior fue anticipado por Dagoberto Cortés Cervantes, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (Anafam), quien agregó que algunas compañías han tomando previsiones ante los riesgos del próximo año. “Tenemos una fuerte dependencia de las sales con las que fabricamos los medicamentos, en la medida que haya una depreciación de nuestra moneda y un fortalecimiento del dólar o del euro, evidentemente eso golpeará la estructura de costos. Tener costos elevados impactaría la cadena tanto de fabricación como de comercialización”, indicó.

Anafam produce 54 por ciento de los medicamentos para instituciones del sector salud y 9.2 por ciento para el sector privado, asimismo manufactura 25 por ciento de los medicamentos que consume la población mexicana.

Al respecto, el representante reveló que una de las principales preocupaciones en el sector es sobre el cumplimiento de los contratos con las dependencias gubernamentales. Aseguró que las dependidas no tienen autorizados ajustes en los precios, por lo que la volatilidad provocaría una severa crisis en los estados financieros de las empresas y en sus márgenes de rentabilidad.

“La industria nacional abastece el 85 por ciento de los medicamentos que compran las instituciones de gobierno como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la Secretaría de Seguridad Pública (Ssa) y el Seguro Popular”, añadió.

“Hace un par de años cuando nuestro peso se fue de 10 pesos a 13 tuvimos daños muy graves en las empresas, algunas inclusive decidieron no continuar con el abasto a las instituciones de salud”, puntualizó. 

Sobre las estrategias que han adoptado las compañías del ramo, Cortés Cervantes señaló que han sido la compra anticipada de materia prima, “en cantidades que cubran sus necesidades de producción”; la adquisición de Forward –seguros en el tipo de cambio– y la compra de insumos para dispositivos médicos.

“La mayoría de los equipos que se usan para control de medicamentos es de procedencia extranjera y todos los insumos que utilizan son importados”, aclaró. Discriminados En otro orden de ideas, el directivo consideró como discriminatorio la medida propuesta por la Secretaría de Salud para reconocer registros sanitarios de la Food and Drug Administration y la Canadian Healt –agencias sanitarias de Estados Unidos y Canada, respectivamente–.

Explicó que “las empresas nacionales tendrían que seguir esperando el trámite normal de registro, que va de uno a tres años, mientras que las empresas que vinieran de Estados Unidos y Canadá lo obtendrían en 45 días”.

“La industria farmacéutica nacional no debería ser discriminada en nuestro propio país, somos los que aquí generamos empleos, pagamos impuestos, colaboramos con todos los programas sociales y de salud del gobierno federal”, aseveró.

Según datos de la asociación, la industria farmacéutica en su conjunto genera más de 45 mil empleos, directos e indirectos, además de representar cerca del 1.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y 3 por ciento de PIB manufacturero.